El Principe de la Niebla


No entiendo qué falló entre nosotros. No sé si fui yo, con mis altas pretensiones, o fuiste tú con la sosería de tus diálogos. La cuestión es que no supimos entendernos.


Max es un chaval de trece años que junto a su familia, se traslada a una gran casa en la costa atlántica. La extrañeza que rodea la muerte del hijo de los antiguos propietarios,  relacionada con un tenebroso mago, hace que Max viva un verano inolvidable tratando de desentrañar el misterio.

Deseaba que me gustase este libro, lo deseaba con todas mis ganas. Primero, porque Zafón (según lo visto y leído en varias entrevistas) me cae magníficamente bien, (me suelen caer bien  personas que para el resto de los mortales son odiosamente bordes). Además, me mata de amor esa carita tan mofletudamente tierna, con sus dos pequeños ojitos xD

Pero a lo que íbamos, a la decepción del siglo.  Antes de nada quiero decir que bajo ningún concepto  voy a tolerar escusas del calibre de”no le pidas tanto a un libro infantil / juvenil” o “¡los niños no se fijan en esas cosas!” NO. Los niños y jóvenes se merecen el mismo respeto literario que los adultos. Y hay muy muy buenos libros para niños/jóvenes, libros malos, y libros mediocres, como éste.

Bien, lo primero, resulta imposible llegar a simpatizar con los personajes, ya que están pésimamente caracterizados. Si me preguntasen por la personalidad de cada uno, no tendría ni idea de qué contestar.  Max (personaje principal) ni siente ni padece, no sabemos qué le gusta, qué  piensa o qué defectos y virtudes tiene.  O peor aún, sí lo sabemos, y   la respuesta es NADA.  Soserío al 100%.  Es un niño tan plano, aburrido y con un discurso tan robotizado que dan ganas de martillearle la cabeza. Además, no es solo su forma de hablar, es que tampoco tiene muchos sentimientos que digamos.  Hay una escena en que tímidamente parece que  se atreve a sentir algo (¡BIEN!) cuando ve a su hermana dándose besitos con su único amigo del pueblo,  pero espera, falsa alarma descarta la idea por considerarla inmadura. Olé  esos trece años bien cumplidos.

Por no hablar de los padres y hermana, todos perfectamente normales, felices  y equilibrados. El padre, es el típico padre perfecto (perfectamente soporífero)  sacado de normalidandia. En fin, supongo que de tal palo, al astilla. 

Además, son increíbles. Pero increíbles, increíbles, en el sentido literal de la palabra. Vamos a ver alma de cántaro, que idea me tengo que formar de un chaval de trece años que le dice a su padre “papá, voy al cole” Y acto seguido habla utilizando palabras en plan “Explícamelo ¿qué sucedió exactamente? “ sé  que la historia está ambientada en los años cuarenta, y por eso mismo justifico que Max le trate de usted al malo cuando intenta arrancarle la vida, pero ¿quién se cree que un niño de esa edad hable así? Pero bueno, por lo menos me  imagino al crío  con esos aires de pequeño adulto y me da risa xD
Pero al autor le da igual porque lo mismo da que hable la madre, el padre, la hermana, el amigo, o Max, todos hablan de la misma manera. Primero escribe la frase que tenía pensada y luego elige un nombre al azar para poner después del —dijo.  El único que a Dios gracias tiene de vidilla es el Príncipe de la Niebla, (que para ser sinceros es el que mejor me cae)
 
Y por supuesto, las relaciones que se establecen entre Max- Alicia (Hermano y hermana)  Roland- Alicia (amor) son…  ¿cómo decirlo sin repetirme? Insípidas, insustanciales, sosainas, planas, desaborías, insulsas, vacías, previsibles, aburridas, soporíferas, bostezantes y anodinas.

Quién encuentre una sola exclamación en todo el libro: felicidades, ya habrá pasado el test de snellen.

Respecto a su narración no  entiendo por qué la gente dice que le engancha. Sí, es fácil y amena, sí, tiene buen ritmo, y no, no engancha. Para que un libro enganche, el autor debe de ir primero creando una tensión, picándole la curiosidad al lector. En ningún momento he sentido esto con El príncipe de la niebla. Aquí se trata al lector como un recipiente vacio en el que volcar la historia, sin darle la oportunidad de romperse la cabeza haciendo mil cábalas para explicar los sucesos (al fin y al cabo, es lo que gusta de los libros de misterio) En dos charradas con el personaje de turno ya tiene toda la historia explicada.
Lo que me acabó de convencer de que este libro era ideal para estamparlo contra la pared, fueron los muchos cabos sueltos, en los que me extenderé bien a gusto en los spoilers, a ver si algún alma caritativa me resuelve lo que no me ha resuelto Zafón. Es que claro, como va sembrando tanto el libro de topicazos y enigmas trillados sin ton ni son, luego no se acuerda de recoger la cosecha.  

A pesar de toda mi vomitera, también he de decir los puntos a favor, que los tiene. Zafón ha sabido recrear un ambiente con un encanto encantador, y me ha encantado =) (hay que ver que faso suena después de todos los picotazos de cobra que le he tirado,pero es verdad). Me he imaginado perfectamente, y todo sin mucha paja innecesaria (véase los pilares de la tierra), la bahía, el pueblo, la playa… Esa mezcla del calor del verano y la humedad del mar en un pueblo casi deshabitado.  La descripción de los escenarios también tiene como… ¿magia? Me han gustado mucho, sí. En este aspecto le pongo un 10.

No obstante, no he sabido dónde situarme, los personajes tienen nombres mezclados y ambiguos en plan “quiero hacer una novela con nombres a lo superguay ingleses pero no me atrevo del todo”  Por ejemplo: Víctor Craf, Irina, Andrea y Alicia (españoles) Fred, Max, Jacob, Roland, Angus, Maximiliam… Todo un revoltijo. Reconozco que esto es una pequeñez  sin importancia y que mi crispación se debe a los otros factores, pero tenía que decirlo.

Pero bueno, lo que es la historia en sí, no ha estado del todo mal. Seguramente me haya influido las expectativas que tenía en este libro, premio EDEBÉ, y en este autor en concreto, pero con más certeza aún afirmo que  el nombre de Carlos Ruíz Zafón ha provocado en la muchedumbre una sugestión patológica al valorar  “El Príncipe de la niebla”.

  Además, cuando en un libro se escribe el nombre del autor  tres veces más grande que el del título, algo malo está pasando.
 PD: Espero que después de mi discurso, por lo menos hayáis aprendido qué es el test de snellen xD 


PARA LOS QUE YA LO HAN LEÍDO O NO TIENEN NINGÚN INTERÉS EN HACERLO:


No me negareis que deshacerse de un manotazo de los personajes que estorban mandando a la hermanita en coma al hospital, no es algo que te deja patidifusa. Sobre todo cuando luego no se explica  nada sobre el por qué estaba el mago en el armario…  A ver qué interés tenía en hacerle eso a la pobre criaturita, cuando ni siquiera sentía interés por Max, si no únicamente por Jacob/Roland. Xd  Y la reacción de los chicos es: hacerse  unos bocadillos, una limonada e irse a la playa, ¡bien! 

- De paso también nos deshacemos del gato, que tanto misterio ha movido. Y no, no puede ser el Principe de la Niebla manifestado en felino en una de sus muchas formas, puesto que en la escena de la caseta de feria, más adelante, sale Caín acariciando al gato.  No entiendo por qué desaparece con los otros personajes y por qué no se explica nada de él, con ese espeial halo de intriga que lo había dotado.

- ¿Por qué aparecía el reloj que le regaló el padre de Max en manos del payaso en el vídeo que Roland firmó años atrás? 

- ¿Por qué el reloj (y en general muchos relojes aparecidos) del campanario de la plaza del pueblo va hacia atrás?  ¿Y por qué Zafón no lo explica?


NOTA: 5/10

1 comentario:

  1. A mí, al contrario que a ti, me gustó el libro, no para un sobresaliente pero está bien. Pero bueno, para gustos los colores jajaja:)
    ¡Besos!

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